martes, 17 de marzo de 2009

Sopa de palillo de morcilla

5. Cómo fue guisada la sopa


- Yo no salí de viaje - comenzó la tercera ratita, que no pudo hacer uso de la palabra sino en cuarto lugar -. Me quedé en el país, y eso es lo más acertado. ¿Para qué viajar, si aquí se encuentra todo? Me quedé en casa, pues, y no he consultado a seres sobrenaturales, ni me he tragado nada que valga la pena de contar, ni he hablado con lechuzas. Mi saber procede de mi propia capacidad de reflexión. Hagan el favor de disponer el caldero y llenarlo de agua hasta el borde. Luego enciendan fuego y hagan hervir el agua; tiene que hervir. Echen después en ella el palillo de morcilla, y a continuación, que Su Majestad se digne meter el rabo en el agua hirviente y agitar con él el caldo.

Cuanto más tiempo esté agitándolo Su Majestad, más buena saldrá la sopa. No cuesta nada ni requiere más aditamentos, ¡todo está en el agitar!

- ¿No podría hacerlo algún otro ratón? - preguntó el rey.

- No - respondió la ratita -, la virtud se encierra sólo en el rabo del rey de los ratones.

Hirvió el agua, el rey se situó al lado del caldero, cuyo aspecto era verdaderamente peligroso. Alargó el rabo como hacen los ratones en la lechería cuando sacan la nata de un tazón y luego se lamen la cola. Pero se limitó a poner la suya en el vapor ardiente y, pegando un brinco, dijo:

- ¡Desde luego, tú y no otra serás la reina! La sopa puede aguardar a que celebremos las bodas de oro. Entretanto, los pobres de mi reino podrán alegrarse con esta esperanza, y tendrán alegría para largo tiempo.

Y se celebró la boda. Pero muchos ratones dijeron, al regresar a sus casas:

- No debiera llamarse sopa de palillos de morcilla, sino de cola de ratón.
En su opinión, todo lo que habían contado estaba muy bien, pero el conjunto dejaba algo que desear.

- Yo, por ejemplo, lo habría explicado de tal y tal modo...
Era la crítica, siempre tan inteligente... pasada la ocasión.

* * *

La historia dio la vuelta al mundo; las opiniones diferían, pero la narración se conservó. Y esto es lo principal, así en las cosas grandes como en las pequeñas, incluso con la sopa de palillos de morcilla. ¡No esperéis que os la agradezcan!


FINIS

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